Episodio 37 – Podcast Matrimonio Sin Filtro

El propósito del matrimonio

Hay encuentros que pueden marcar nuestras vidas para siempre. Así comenzó la historia de Nathan y Daniela Ardón, en un lugar poco convencional para el amor: una habitación de hospital. Mientras ambos visitaban al hermano de Daniela, una conversación espontánea sobre arte, propósitos de vida y amor por Dios se transformó en la chispa que encendió un vínculo profundo. Desde ese día, su historia ha estado marcada por una constante: una dependencia total del Señor.

Antes de casarse: Un corazón restaurado y una oración sencilla

Antes de conocer a Daniela, Nathan había vivido una relación seria que no construyó sobre el fundamento de Dios. Se dejó llevar por sus propias decisiones, sin consultar al Señor, lo que terminó alejándolo del propósito que Dios. 

Cuando finalmente escuchó la voz de Dios nuevamente, trató de “ayudarle” a ordenar las piezas de su vida, sin embargo, sus intentos humanos no dieron fruto. Aquella relación terminó, y sin nada sólido a lo cual aferrarse, Nathan se retiró a un lugar de silencio, donde Dios comenzó un proceso de sanidad y restauración.

Fue en ese tiempo de transformación que oró con sencillez, pero convicción: “Dios, dame una esposa que te ame más a ti que a mí.” Esa oración fue la semilla que lo llevó a encontrarse con Daniela. No solo conectaron en sueños e intereses, sino que también en la fe que ambos cultivaban. Daniela, por su parte, tuvo una certeza en su corazón que jamás había experimentado: sabía que Nathan era el hombre que Dios le estaba mostrando como su esposo. Eso fue suficiente para que se mantuviera firme en su decisión. 

 

No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” – Romanos 12:2 NTV

 

El tiempo de espera por un hijo: paciencia en la promesa

Después de algunos años de disfrutar su etapa como pareja, Nathan y Daniela sintieron que había llegado el momento de crecer como familia. Empezaron a buscar un hijo, llenos de ilusión y fe. Sin embargo, los meses pasaban sin respuestas. La ansiedad comenzó a tocar la puerta, especialmente para Daniela, quien luchó con sentimientos de frustración y desaliento.

Pero en medio de esa espera, Dios no guardó silencio. En cambio, les enseñó el valor de la paciencia y dependencia en Él. También usó a personas cercanas para animarlos y recordarles que no estaban solos. Amigos con palabras de fe y gestos de generosidad que los llevaron a creer por un milagro.

Fue una temporada que desafió su carácter, pero en la cual aprendieron una lección esencial: la alabanza es clave, incluso —y especialmente— en la incertidumbre. Hoy, con lágrimas de gratitud, esperan a su primer hijo. Y saben que es a Dios al único que pueden agradecer por ello.

Un matrimonio que aprendió a alabar: más allá de las expresiones artísticas

Nathan y Daniela comparten una pasión por el arte, pero más que eso, comparten un corazón que ha aprendido a alabar en todo tiempo. Su adoración ha sido pulida por el fuego de los desafíos. Una de las lecciones que les han dejado los desafíos ha sido que adorar a Dios no se trata de nosotros sino de Él.

En su matrimonio han decidido que todas las decisiones deben tener una sola dirección: glorificar al Señor. La meta no es la comodidad, ni siquiera la realización personal, sino Dios mismo. Por eso, cuando cantan, crean o comparten, lo hacen compartiendo todo lo que Aquel a quien decidieron seguir juntos.

Conclusión

La historia de Nathan y Daniela Ardón es un testimonio de cómo Dios obra cuando se le entrega todo el control. Es una historia de redención, fe, espera y propósito. Pero sobre todo, es la historia de un matrimonio que no solo aprendió a amar, sino a adorar en cada estación de la vida.

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