Episodio 47 – Matrimonio Sin Filtro
En este episodio de Matrimonio Sin Filtro escuchamos una historia muy especial: la de Julián y Olga, una pareja que lleva más de 20 años de casados y que ha visto a Dios obrar en medio de temporadas muy duras. Su testimonio gira alrededor de una palabra clave: siembra.
A través de su historia, entendimos que el matrimonio no es un proyecto que “se deja en automático”, sino un terreno que requiere sembrar una y otra vez: en medio de la honra a los padres, en las crisis financieras, en el servicio a Dios y a otros.
Salmo 126:5–6:
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.” (NVI)
Este episodio nos recuerda que en el matrimonio siempre es tiempo de sembrar, incluso cuando las circunstancias parecen todo menos favorables.
1. Sembrar en las primeras pruebas y honrar con límites:
Julián y Olga cuentan que su primer año de matrimonio fue uno de los más difíciles. Después de una boda “perfecta” y de iniciar su hogar aparte, todo cambió cuando la mamá de Julián sufrió una arritmia y los médicos dijeron que sus padres ya no podían vivir solos.
La decisión fue que los suegros se fueran a vivir con ellos. Fue una decisión tomada en acuerdo y honra, pero que trajo consigo tensiones reales:
- Dinámicas familiares muy marcadas.
- Julián era el hijo menor y muy consentido.
- Olga comenzó a sentirse como si ella se hubiera ido “a vivir con ellos”, no al revés.
En ese proceso, Julián tuvo que tomar una decisión difícil pero necesaria y fue afirmar con amor y firmeza que su nueva familia ahora era su esposa y él, y que aunque honrarían y cuidarían a sus padres, el hogar tenía que construirse con nuevas normas, prioridades y límites.
Aquí aparece un principio clave:
Honrar a los padres no significa desdibujar el matrimonio.
La Biblia enseña:
“Honra a tu padre y a tu madre…” (Éxodo 20:12)
Pero esa honra no cancela el diseño de:
“…dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer…” (Génesis 2:24)
Ellos hablaron de algo muy práctico para quienes viven con papás o suegros: La comunicación entre la pareja es prioridad, es necesario establecer acuerdos y límites claros de convivencia, el hijo/hija es quien debe hablar con sus padres, con verdad y con honra.
Sembrar en esa etapa significó:
- Llorar, ajustar expectativas, pedir consejo.
- Tomar decisiones incómodas, pero correctas.
- Sostener el vínculo con los padres sin sacrificar el matrimonio.
2. Sembrar en la escasez:
Al poco tiempo, la prueba se intensificó: la mamá de Julián sufrió un accidente cerebrovascular y falleció. Luego, su papá tuvo una caída fuerte, intervenciones médicas y una temporada larga de cuidado intensivo.
En medio de ese dolor, llegó otra prueba y fue que Julián perdió su trabajo debido a tantas citas médicas y permisos. De estar organizados y con un plan financiero estable, pasaron a una etapa de escasez y alta presión económica.
Aquí apareció otra semilla clave de su matrimonio y fue que, sus finanzas nunca estuvieron separadas.
Desde el noviazgo habían tomado una decisión: “Somos uno también en lo financiero.”
Eso significó que, cuando él se quedó sin trabajo:
- No fue “tu problema” o “mi problema”, fue “nuestro proceso”.
- Se sentaron a revisar presupuesto, ajustar gastos y buscar soluciones juntos.
- Evitaron correr directo a las deudas como primera salida.
- Julián se reinventó, vendiendo camisetas, sándwiches y lo que fuera necesario.
Mencionaron que más del 50% de los problemas de pareja están relacionados con el tema financiero. Y muchas veces no es solo por la falta de recursos, sino por:
- Falta de comunicación.
- Falta de planificación.
- Falta de unidad: “esto es mío y esto es tuyo”.
En su caso, la siembra fue:
- Organizarse con lo poco que tenían.
- Mantener el corazón alineado: “Estamos en esto juntos.”
- Buscar ayuda, tocar puertas, pedir apoyo cuando fue necesario.
Dios abrió una puerta milagrosa para el cuidado del papá de Julián en un lugar especializado con atención 24/7. Ellos lo describen como una clara cosecha de la honra y la obediencia en medio de la prueba.
3. Sembrar en servicio: cuando servir protege el matrimonio
Otro eje fuerte en la historia de Julián y Olga es el servicio.
Se conocieron sirviendo en la iglesia, y a lo largo de los años han seguido haciéndolo: discipulando, acompañando parejas, visitando enfermos, levantando a otros.
En lugar de usar las pruebas como excusa para detenerse, decidieron seguir sirviendo.
¿Por qué? Porque el servicio:
- Les ayudó a no quedarse centrados en sus propios problemas.
- Les dio oportunidades para ver milagros en otros (como el testimonio de Lucas, a quien vieron literalmente volver a la vida).
- Les permitió usar su dolor como herramienta para consolar y fortalecer a otros.
Julián mencionó que el servicio es un espacio donde los dones espirituales se activan también “afuera”, no solo dentro del edificio de la iglesia: orar en un hospital, levantar a alguien en crisis, acompañar a una familia.
Olga, por su parte, destacó algo hermoso: el servicio también es una semilla para los hijos.
Su hija de 18 años hoy sirve a Dios naturalmente, sin obligación ni presión. ¿Por qué?
Porque creció viéndolos:
- amar la casa de Dios,
- abrir su hogar,
- servir a otras personas,
- vivir la fe de forma práctica.
Conclusión: Siempre es tiempo de sembrar
“La vida del matrimonio se trata de sembrar constantemente.”
No hay una etapa del matrimonio donde “ya no haya nada que sembrar”. Las temporadas cambian. La pregunta no es si estás en una temporada fácil o difícil, sino ¿qué estás sembrando en esta temporada?
En lugar de buscar la salida más rápida o el escape, este episodio nos anima a preguntarnos:
- ¿Cómo puedo sembrar hoy en mi matrimonio?
- ¿Qué decisiones de honra, unidad o servicio debo tomar?
- ¿Qué ajustes necesito hacer en mi comunicación, en mis límites, en mis finanzas o en mi servicio?
Que este episodio te anime a ver tu matrimonio como un terreno vivo, donde cada día hay una nueva oportunidad para sembrar vida, fe, honra, servicio y amor. 🌱💛
