Episodio 34 – Podcast Matrimonio Sin Filtro
Reconociendo cuándo hablar y cuándo callar
Si tienes una opinión sobre todo, este mensaje es para ti. Hoy en día todos quieren comentar respecto a todo, ya sea en redes sociales, en conversaciones casuales, en reuniones familiares…y muchas veces sin haber reflexionado lo suficiente. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar que no siempre debemos hacerlo? A veces, el silencio no solo es sabio, sino necesario.
No tenemos que opinar sobre todo
La Biblia nos recuerda el poder que tiene nuestra lengua, como en Proverbios 18 que dice que las palabras pueden traer vida o muerte. Un solo comentario impulsivo puede dañar más de lo que imaginamos, por eso es vital pausar, meditar y pedirle al Espíritu Santo que nos dé dominio propio antes de hablar.
El rey Salomón dijo:
“Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio” (Proverbios 17:28).
Y Mark Twain lo reafirmó de forma brillante:
“Es mejor tener la boca cerrada y parecer tonto que abrirla y disipar la duda.”
No todo pensamiento necesita ser expresado. Pongamos este filtro en nuestra vida: no digamos todo lo que pensamos, pero sí pensemos en todo lo que decimos.
Sé el lugar donde los rumores mueren
No fomentes conversaciones cuando la persona de la cual se está hablando no está presente para defenderse. Que los rumores y los chismes mueran contigo. Si hay algo que decir, hazlo directamente con la persona involucrada.
Hace años, conocimos a Martin Smith, el cantautor cristiano. Lo vimos atravesar una etapa complicada, pero algo que nos marcó fue que no le escuchamos hablar mal de nadie. Fue un ejemplo vivo de lo que significa ser una persona íntegra, incluso en los momentos difíciles.
En el matrimonio, las palabras importan más
En la intimidad de una relación de pareja, nuestras palabras tienen el mayor impacto. A veces, creemos que porque es “nuestro confidente”, podemos decirle todo sin filtro, pero es allí donde más debemos cuidar lo que decimos.
Para mejorar en esta área, sigue estos pasos:
- Guarda el corazón del otro.
- No conviertas a tu pareja en el depósito de todas tus frustraciones.
- Evita hablar mal de otros frente a él o ella.
- Habla palabras de bendición.
Y si hay algo que te incomoda, busca el momento oportuno y las palabras correctas para compartirlo.
Aprende a escuchar de verdad
Otro acto de amor es dejar hablar a tu pareja sin interrumpirla. Suelta el teléfono, mírale a los ojos, y simplemente escucha. No para corregir, no para aconsejar de inmediato ya que tu pareja necesita sentirse escuchada, no evaluada. Sé ese lugar seguro donde pueda abrir su corazón sin miedo.
Escoge tus batallas
Finalmente, recordemos: no todas las batallas son nuestras. A veces traemos conflictos familiares, heridas del pasado, discusiones culturales o problemas ajenos que no nos corresponden y todo eso impacta negativamente la relación.
Jesús no hablaba mucho, pero lo poco que decía tenía un peso eterno, glorificaba al Padre, daba vida, restauraba y afirmaba. Y cuando lo atacaban, no devolvía mal por mal, sino que confiaba en que Dios lo defendería (1 Pedro 2:23).
Aprendamos de Su ejemplo. No peleemos cada batalla, elijamos nuestras palabras con sabiduría y sobre todo, que el Espíritu Santo dirija nuestra lengua y corazón.