Episodio 41 – Podcast Matrimonio Sin Filtro
¡Los polos opuestos se atraen! Pero con el tiempo esas diferencias que al inicio nos parecían encantadoras, pueden convertirse en desafíos. ¿Te ha pasado?
En este nuevo episodio hablamos de un tema que nos ha sacado sonrisas (y también algunas discusiones) después de 15 años de matrimonio, porque sí, hay diferencias entre hombres y mujeres.
Dios pensó en las diferencias
Desde el principio, la Biblia nos muestra que Dios creó al hombre y a la mujer de manera distinta, y lo hizo con un propósito.
“Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen.
A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.”
(Génesis 1:27, NTV)
El diseño de Dios no fue un error, sino un complemento perfecto. El hombre fue formado del polvo de la tierra y la mujer de la costilla del hombre, lo que nos recuerda que tenemos naturalezas distintas, pero que se complementan.
Verdades sobre nuestras diferencias
1. Las necesidades emocionales son distintas
- El hombre necesita respeto.
- La mujer necesita amor y protección.
La Biblia dice:
“En conclusión, cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.”
(Efesios 5:33, NTV)
2. Procesamos el estrés de manera diferente
El hombre suele guardar silencio y “entrar en su cueva”. La mujer, en cambio, necesita hablar, expresar y soltar lo que siente. Entender esto evita choques innecesarios y nos ayuda a apoyarnos mutuamente.
“Las personas sensatas no pierden los estribos; se ganan el respeto pasando por alto las ofensas.”
(Proverbios 19:11, NTV)
3. La comunicación no significa lo mismo
Muchas veces decimos lo mismo pero lo entendemos distinto. La mujer dice “nunca pasamos tiempo juntos” y el hombre escucha “soy un mal esposo”. Aprender a traducir la intención detrás de las palabras es clave.
“Los necios dan rienda suelta a su enojo, pero los sabios calladamente lo controlan.”
(Proverbios 29:11, NTV)
4. Reírnos en vez de pelear
Aceptar que somos diferentes y aprender a reírnos de esas diferencias en lugar de discutir, puede cambiar totalmente el ambiente en casa. No se trata de intentar ser el Espíritu Santo para tu pareja, sino de amarla y aceptarla tal como es.
Conclusión
El matrimonio no es la unión de dos personas idénticas, sino el complemento de dos mundos distintos que se hacen uno solo en Cristo.
“Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo.”
(Génesis 2:24, NTV)
Las diferencias pueden ser fuente de roces, pero también de crecimiento, risa y unidad. La clave está en verlas como oportunidades para amarse mejor y dejar que Dios sea el centro.